Mapa del tacto y el dolor (Mancini et al.)
Nuestra capacidad para sentir el dolor o el tacto es más o menos precisa en función de la parte del cuerpo en el que se produzca el estímulo. Un grupo de investigadores de universidades británicas, encabezados por Flavia Mancini, ha trabajado durante meses para trazar el primer mapa preciso del dolor y el tacto, y los resultados arrojan algunas sorpresas.
Para medirlo, los investigadores utilizaron dos punteros láser que producían una especie de pinchazo en la piel de los voluntarios. Durante las pruebas, los científicos midieron la distancia mínima entre los dos puntos en los que el sujeto aún podía distinguir entre los dos estímulos. Y descubrieron que la capacidad para diferenciar el dolor entre dos puntos, llamada agudeza espacial, mejora a medida que nos movemos hacia el centro del cuerpo. Como explica Christie Nicholsonen Scientific American, somos mejores detectando los dos puntos de dolor en nuestros hombros que en nuestras muñecas.
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A continuación los investigadores repitieron la prueba pero esta vez con la sensación del tacto, asumiendo que tenemos una sensibilidad parecida. Pero a medida que realizaban los tests descubrieron que la agudeza espacial funciona justo al contrario que en el caso del dolor: disminuye cuando nos acercamos al centro del cuerpo, es decir, es más difícil distinguir dos estímulos no dolorosos en nuestros hombros que en nuestras muñecas.
Detalles del mapa del tacto y el dolor (Mancini et al.)
Entre las zonas más sensibles a ambos estímulos estaba la piel de la frente, pero la excepción a esta regla general que rige en nuestro mapa sensorial parece estar en los dedos de la mano, que son igual de sensibles al tacto y al dolor. Los investigadores creen que no se debe a que tengamos más terminaciones nerviosas sino a una cuestión de uso y de procesamiento de la información. Debido a que usamos las manos constantemente, estamos más habituados a sentir cosas con ellas, ya sea tocar el piano o golpear un clavo con un martillo.
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Aunque estas diferencias en la agudeza espacial ya se conocían, se trata del primer estudio sistemático de las sensaciones de dolor y tacto a lo largo del cuerpo. La importancia de este tipo de trabajos, aseguran los autores, es importante clínicamente para tratar ciertas neuropatías y trastornos del sistema nociceptivo que provocan a los pacientes dolores difíciles de localizar.
Referencia: Whole-body mapping of spatial acuity for pain and touch (Annals of Neurology)
Tomado de NeuroLab